Debido a la nuevas técnicas experimentales de teñido, las posibilidades que tienen las empresas para desarrollar nuevas técnicas de fabricación menos dañinas para los trabajadores, los consumidores y el entorno es alentador.
- Tintes procedentes de las bacterias
- Fijador de crustáceos
Luigi Caccia, fundador PureDenim, llevaba más de cuarenta años fabricando tela vaquera en el norte de Italia cuando se dio cuenta de que los trabajadores estaban enfermando y los ríos aparecían teñidos por todos los químicos a los que se veían expuestos durante la producción. En 2014 decidió crear un proceso de teñido más limpio. La empresa invirtió en una máquina que emplea electroquímicos (CO₂ y O₂) y nada de agua para teñir sus vaqueros.
Más tarde, la empresa sustituyó la técnica tradicional de procesado del hilo con alcohol polivinílico (PVA) para fabricar sus prendas vaqueras, ya que dicho material consume grandes cantidades de agua y energía, y requiere químicos de limpieza que ejercen un gran impacto negativo en la calidad de las aguas residuales.
El PVA es un microplástico presente en esas aguas residuales. El PVA es un microplástico presente en esas aguas, incluso después de una purificación intensiva, y tiene muchas probabilidades de llegar a la cadena alimentaria acuática.
Caccia descubrió una empresa que utilizaba chitosán ( un derivado natural de la quitina, el exoesqueleto de los crustáceos), y lo aplicó al hilo vaquero después de teñirlo.
El chitosán crea una cáscara que protege los tintes para que no se borren, lo que supone una reducción de la cantidad de tinte necesaria para colorear la tela.
Además el chitosán es biodegradable.
Su uso reduce de manera drástica el consumo de agua y energía, así como de detergentes, blanqueadores y otros agentes químicos tóxicos.
- Tintes sin agua
Fuente: Moda Circular. Autor Peggy Blum. 2021